El Presidente Roosevelt, en su famoso discurso inaugural, afirmó que “lo único que debemos temer es al miedo mismo“. En algunos individuos, esto en realidad suena cierto: temen ponerse ansiosos o se sienten extremadamente abrumados por la idea de permitirse tener miedo de un objeto o de una situación. Este miedo al miedo se denomina fobofobia.
La palabra fobofobia se origina en la palabra griega fobos, que significa miedo. El miedo al miedo está a menudo ligado a la nosofobia (miedo a enfermarse), o a la agorafobia (que es el miedo a no poder escapar o el miedo a los espacios abiertos), así como a la claustrofobia (que es el miedo a los espacios pequeños y cerrados). Principalmente, las personas con fobofobia temen avergonzarse a sí mismas o sufrir un ataque de ansiedad que luego comienza a interrelacionarse con situaciones o circunstancias específicas.
Por lo tanto, la fobia es una fobia muy autolimitante y auto-replicativa en el sentido de que la persona que la padece ya puede tener una o más fobias existentes, pero sigue temiendo desarrollar más. Lo contrario también es cierto: una persona puede no tener ninguna fobia establecida, pero aún así puede seguir desarrollando un temor de adquirir una que puede implicar la restricción de sus actividades diarias.
Causas de la fobofobia
Como ya se ha dicho, la fobofobia o el miedo al miedo es muy real. Las personas con trastornos de ansiedad existentes tienen un mayor riesgo de desarrollar fobofobia. Al igual que con otras fobias, la fobofobia también se origina a partir de un trastorno de pánico. El pánico es el comienzo de un miedo repentino, irracional o histérico.
Típicamente, nada en el ambiente externo desencadena tal fobia; por lo general, son sólo los procesos de pensamiento interno los que la estimulan. Sin embargo, un evento inicial de sensibilización puede ser considerado la causa raíz de la mayoría de las fobias. Este es el punto a partir del cual la mente de la persona se convierte en una bomba de tiempo sensible que espera o anticipa eventos que producen más síntomas. Así, la causa del miedo al miedo se convierte en la clave para su tratamiento.
Síntomas del miedo al miedo
Las fobias nunca son conscientes, sino que están profundamente arraigadas en la psique y continúan paralizando a los enfermos durante meses o años hasta que se busca tratamiento. Como se mencionó anteriormente, la ansiedad y los ataques de pánico son los síntomas más comunes de esta fobia. Otros síntomas físicos incluyen:
- Boca seca
- Náusea
- Sudoración incontrolable, temblores o sacudidas
- Tratando de huir
- Llanto, gritos u otro comportamiento histérico
- Aumento de la frecuencia cardíaca y falta de aliento
Una película interna juega en la mente del fóbico: puede tener visiones de la muerte o de experimentar pavor o terror. El fóbico trata de evitar la ansiedad, pero termina por preocuparse tanto por ella, que se convierte en un círculo vicioso. Su mente lucha una batalla perdida contra la ansiedad. Tales ataques de pánico per se no son peligrosos, pero la persona siente como si estuviera teniendo un ataque cardíaco.
Tratamiento de la fobofobia
Cuando se deja sin tratar, la fobofobia puede escalar rápidamente fuera de control. La persona puede recurrir a las drogas u otro tipo de abuso de sustancias. El suicidio también es común en tales individuos.
Las terapias profesionales como el hipnoanálisis son algunas de las formas más efectivas de tratar la Fobofobia. La mayoría de las otras fobias se pueden superar utilizando métodos de autoayuda, pero en caso de miedo al miedo, es mejor buscar ayuda profesional.
La clave es aprender a relajarse cuando se produce un ataque de ansiedad. Algunos terapeutas abogan por el uso de medicamentos calmantes y antidepresivos para este propósito. Sin embargo, muchos de estos medicamentos tienen efectos secundarios terribles. Uno puede, en cambio, optar por un tratamiento homeopático que recomienda hierbas como la Hierba de San Juan, o Manzanilla y Lavanda, etc. para aliviar la ansiedad y la depresión.
Los grupos de apoyo en línea, así como los grupos de apoyo cara a cara, también han sido muy beneficiosos para ayudar a los fobóbicos. Éstos pueden no tener el mismo efecto que las terapias profesionales, pero pueden ayudar a reconfortarlo en el hecho de que no está solo en la lucha contra la fobia.