La androfobia es el miedo anormal y persistente a los hombres (en griego: Andras-hombre y phobos-miedo). Como todos los miedos, el miedo a los hombres también está arraigado o preprogramado como una “respuesta instintiva al peligro potencial”. Esta fobia puede afectar tanto a hombres como a mujeres, pero se suele observar en mujeres jóvenes.
Como ocurre con muchas otras fobias, la fobia al hombre puede continuar en la edad adulta. Las personas que la padecen suelen negarse a quedarse a solas con un hombre, a pesar de que sea un amigo o familiar cercano. Pueden tener pesadillas con los hombres. Esto puede afectar en gran medida a la calidad de vida, especialmente si se niegan a salir a la calle, por temor a un encuentro con el hombre.
A veces, los individuos pueden llevar una vida normal a pesar de su fobia; pueden tener amigos varones, pero no pueden entablar relaciones con hombres o pueden sentirse muy nerviosos al trabajar con ellos.
Causas y origen de la androfobia
Como la mayoría de las fobias, la androfobia tiene diferentes orígenes.
Lo más habitual es que un acontecimiento negativo o traumático, como una violación o una agresión sexual, sea el responsable de la misma. El cerebro del fóbico, principalmente sus partes como la amígdala y el hipotálamo “aprenden” a recrear la misma respuesta de miedo que en el momento del suceso. Estas áreas también son responsables de las respuestas físicas al miedo.
A las niñas se les suele enseñar a mantenerse alejadas del sexo opuesto; esto está arraigado desde la infancia. Los cuidadores, los padres o los abuelos pueden ser responsables de inculcar ese miedo en las mentes jóvenes. Advertencias como “aléjate de los hombres extraños, o no conduzcas en un coche con un hombre”, etc., pueden conducir a la “reprogramación” del cerebro.
Los programas de televisión, las películas, las noticias sobre violaciones, secuestros o asesinatos, etc., también pueden provocar miedo a los hombres.
Síntomas de la fobia a los hombres
La androfobia se caracteriza por muchos síntomas como:
- Síntomas físicos: Pueden presentarse uno o varios de los siguientes síntomas: respiración acelerada, aumento del pulso (palpitaciones), temblores o sacudidas, sudoración, sensación de desmayo o mareo, sensación de ahogo o dolor en el pecho, malestar gastrointestinal, náuseas, etc. Estos síntomas se producen cuando una se acerca a un hombre o incluso piensa en un encuentro con un hombre.
- Síntomas psicológicos: Sentimientos o pensamientos de temor, terror, pánico, ansiedad extrema, pensamientos de muerte, miedo a perder el control y a avergonzarse de sí mismo.
El fóbico puede estar deprimido debido al miedo. Puede tener problemas para dormir y comer debido a la fobia. La mayoría tartamudea o tartamudea al hablar con los hombres. Los individuos más jóvenes pueden llorar, gritar o huir cuando se enfrentan a los hombres.
Cómo superar la androfobia
Si usted o un ser querido sufre de androfobia, tenga en cuenta que es una enfermedad curable. En primer lugar, debe disciplinarse para adaptarse a su miedo. Este ajuste debe hacerse gradualmente; se denomina desensibilización gradual o terapia de exposición graduada. Puedes empezar poco a poco: ver fotos de hombres, pensar en conocerlos o hablar con ellos, etc. También puedes utilizar técnicas de relajación como la respiración profunda, la meditación, etc. para superar la ansiedad asociada a tu fobia.
La terapia de grupo o las sesiones individuales de terapia conversacional también pueden ayudar a superar el miedo a los hombres. Se sabe que la hipnoterapia tiene mucho éxito a la hora de llegar al fondo de estas fobias. Una vez que descubra las raíces de la misma, podrá ver la razón y racionalizar el miedo.
Los terapeutas también animan a los fóbicos a escribir sus miedos y a contrarrestarlos con pensamientos positivos o racionales. Por ejemplo: Temo encontrarme con un hombre porque podría hacerme daño” se cambia por “Mi miedo es infundado, los hombres pueden ser amables” y así sucesivamente.
La terapia farmacológica o la medicación es la última línea de tratamiento para la androfobia: sólo ofrecen un alivio a corto plazo y a menudo provocan terribles efectos secundarios.