Miedo a los espejos

Espectrofobia

La espectrofobia es el miedo a los espejos. También se denomina eisoptrofobia. Quienes padecen esta fobia experimentan ansiedad, aunque se dan cuenta de que el miedo es irracional. El miedo a los espejos parece ser de naturaleza similar al miedo al número 13, con una base supersticiosa. Los romanos fueron los primeros en fabricar espejos de cristal. Atribuían la mala suerte que sigue a la rotura de un espejo a la creencia de que el hombre se renueva cada 7 años. Otras supersticiones se forman en torno a la idea de que el espejo actúa como receptáculo del alma. Así, si alguien muere, hay que cubrir los espejos de la casa para evitar que el alma entre en el espejo.

Como ocurre con todas las fobias, la persona afectada puede haber sufrido un trauma. Esa experiencia traumática se asoció automáticamente a los espejos y a su propio reflejo. Tal vez el paciente sea simplemente supersticioso y crea que si rompe un espejo tendrá mala suerte, o crea que sirven para contactar con lo sobrenatural. Es posible que la persona afectada se haya asustado en la infancia por las películas y los cuentos, por el reto que supone estar de pie en la oscuridad mirándose en un espejo.

La gran mayoría de los casos son autodiagnosticados  . La persona se da cuenta de que su miedo a los espejos y a ver su propio reflejo es irracional y afecta gravemente a su vida cotidiana. La persona puede hablar de la fobia con su médico de atención primaria, que rara vez diagnosticará la fobia hasta después de la conversación inicial con el paciente. Cuando esta fobia se vuelve demasiado intensa y altera la capacidad de funcionamiento de la persona, existen varias terapias que pueden ayudar al individuo: terapia de exposición, asesoramiento psicológico, hipnoterapia, técnicas de relajación, grupos de apoyo, terapia cognitivo-conductual y, en casos extremos, medicación para el trastorno de ansiedad.

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